martes, 17 de febrero de 2009

LAS SEÑALES

La sala estaba a oscuras, solo el resplandor del televisor iluminaba la carita de expectación de la niña, la película se mezclaba con la realidad que le rodeaba, y los seres que salían de aquellas naves parecían entrar directamente en el salón.
--¡Biiiiiiiiiiip! ¡Biiiiiip! –Kaisa, acurrucada en el enorme sofá, dejó de mirar el aparato y se volvió hacia la ventana mientras se llevaba la mano hacia el oído.
--¡Biiiiiiiiiiiiiiiip!!
Se levantó y se acercó a la ventana. La noche era oscura, aunque miles de brillantes estrellas titilaban haciendo más infinito el firmamento.
--Ahí están, seguro –pensó pegando la nariz en el cristal--, e intentan ponerse en contacto conmigo.

No recordaba con exactitud cuándo lo supo, ni siquiera en qué momento comenzaron las señales, pero ese ruido, el sonido que escuchaba cada vez con más frecuencia en su oído, debían de ser, definitivamente, los intentos fallidos de sus congéneres de ponerse en contacto con ella. Estaba segura de que si le hiciesen un chequeo concienzudo encontrarían el chip, probablemente averiado desde que se quedó atrapada en este planeta.
Creía que, posiblemente, sus verdaderos padres fuesen exploradores del universo, o tal vez científicos de una avanzadísima civilización, ella debía de acompañarles en sus viajes por la galaxia. Seguro que, con la curiosidad inconsciente de la niñez, durante alguna inspección de rutina en uno de esos planetas, se había alejado de la nave sin ser vista. Después, todos marcharon. Solo a millones de kilómetros de la tierra detectarían su ausencia, sin saber exactamente en qué lugar se habría perdido la pequeña de la nave.
Ahora la buscaban, hacían rastreos por diferentes frecuencias. Kaisa intentaba estar muy atenta, captar el mensaje que parecía querían hacerle llegar, y siempre mirando al cielo desde la ventana, si recordase su idioma… ¡claro, por eso le costaba tanto aprender en el colegio!
--¡Beatriz, venga a la cama! –la voz de su madre le sobresaltó desde el otro lado de la casa--, ¡que no lo tenga que repetir! –terminó en tono amenazante.
La niña, enfurruñada, apagó el televisor y arrastrando las zapatillas de peluche se dirigió a su habitación. Ya dentro de la cama, tapada hasta la nariz, miraba la tenue luz que entraba por una de las rendijas de la persiana, y que dibujaba una elipse contra el papel pintado de la pared.
Cuando su madre entró, la miró con cara cansada, le arregló bien la ropa de la cama y apagó la luz de la mesilla.
--Buenas noches, Beatriz –sin besarla, salió de la habitación.
--¡Biiiiiiiiiip!, ¡Biiiiiiiiiiiiiiiiip!
La niña volvió a llevarse la mano al oído.
--Kaisa, me llamo Kaisa… --musitó para sí misma mientras sus ojitos se cerraban sin remedio.

Beatriz llegó a la consulta del otorrino diez minutos antes de la cita, se había cogido toda la tarde libre, así que se acomodó en el sillón a la espera de ser llamada.
Hacía dos o tres semanas que tenía unas molestias en el lateral derecho de la cabeza, más concretamente en el oído; aquel zumbido era cada vez más intenso, le pasaba desde muy pequeña.
Estaba nerviosa, no por nada en concreto, o quizás por todo, de cualquier forma se sentía algo inquieta, se levantó y fue hasta la ventana. Comenzaba a oscurecer y miró hacia el cielo.
El médico la reconoció exhaustivamente, incluso efectuó una serie de pruebas que corroboraron su diagnóstico.
--Ansiedad –el médico fue tajante--. El estrés al que estás sometida en tu trabajo lo agrava y lo hace más frecuente.
--¿Y el sonido, ese pitido intermitente?
--Tu forma de somatizarlo –él le entregó los resultados en un sobre--. Estos procesos cada uno los desarrolla y vive de manera diferente. Son tan particulares como la persona y sus circunstancias.
Ella sintió un alivio, era preferible eso a cualquier otro resultado, aunque no pudo, en su fuero interno, sentir algo de tristeza por lo que no era.
Cuando salió de la consulta, ya de noche, miró las estrellas que acababan de salir.
--…o quizás si… --se dijo sonriendo.




Enero 2009

1 comentario:

PHAROS dijo...

cambias muy rapido al presente, pero me has dejado intrigada jajajaj